El principio de las cosas no siempre es el mismo; en el caso de Frida Kahlo el principio de la pintura como forma de encontrarse consigo misma, de encarar sus sufrimientos, empieza por un accidente, el cual marcó gran parte del camino que recorrió por este mundo. A partir de dicho accidente se genera una serie de reflexiones en cuanto al inicio de la pintura de Frida Kahlo; varios huesos rotos la obligaron a muchos meses de inmovilidad en su cama, un corsé regeneraba su cuerpo, y mientras lo hacía, este corsé se convirtió en una segunda piel que se alimentaba de los sentimientos de Frida, fue uno de los soportes para la expresión, para develar fantasías, para alivianar el dolor o bien para mostrarlo. Frida murió y dejo su vida como un libro abierto, el cual tiene un principio y un final, sin embargo Frida sigue al lado de su imagen, de sus ideas, de su pintura; es otro capítulo del libro, esta vez es su vida entera y su imagen la que se encuentra en pasarelas, en vitrinas, es una marca registrada. Desde esta perspectiva nos queda la duda sobre el verdadero final en el libro de la vida de Frida Kahlo, ¿Qué diría el espíritu impetuoso de Frida sobre el consumismo de su propia vida?
La propuesta nace de la anterior reflexión, convirtiéndose igualmente en una reflexión entre el encuentro del principio y el supuesto final de la vida de Frida Kahlo. A partir del registro fotográfico de una mujer posando un corsé de yeso, se genera un video en el cual por medio de un programa de edición se pinta digitalmente sobre dicho corsé mientras las imágenes fotográficas cambian, al terminar de pintar, una firma con la frase “Frida Kahlo, Marca registrada” marca el final del video que durará 100 segundos, proyectándose en un televisor como develación del consumo. (Carlos Iván Jaimes Beserra)
Colectivo los Abiertos.
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